"A veces miro el mar, ese eterno movimiento, pero dos ojos son pocos para esa inmensidad y comprendo que estoy sola y paseo por el mundo y me doy cuenta de que estas dos piernas están para recorrerlo todo’’. Estoy aquí, a once horas de viaje para poder ir a casa. Ese hogar que es tan difícil dejar cuando septiembre se asoma. Este sentimiento, se intensifica con el paso de los años y, no parece que algún día llegue a ser fácil. Vuelve la nostalgia, y junto a ella, dejo una parte de mí atrás, aquello que amo a cambio de un sueño. No puedo negar que Pamplona me ha tratado bien. A pesar del frío, me ha permitido formar una familia, con personas de diversas nacionalidades, culturas y orígenes. Con ellas nos hemos brindado todo el apoyo necesario; pues de una u otra manera, estamos en la misma situación vulnerables, pero valientes. Por todo esto, suelo preguntarme, ¿todo esto, a dónde me llevará?, ¿vale la pena perderme momentos especiales con mis seres queridos? Pero sé, que todo sacrificio tiene su recompensa. Yo decidí esto, así que debo seguir adelante, sin voltear a ver. Algunas personas me suelen preguntar, ¿por qué decidí irme?, ¿acaso no eras feliz, teniendo lo que necesitas? No se trata de si era feliz o no, más bien, es sobre mí. Siempre quise esto, me agrada la independencia, la libertad que tengo en este lugar, saber que puedo valerme por mí misma.
A pesar de todo, he podido
enfrentarme a las dificultades con las que me he encontrado. Desde que no estoy
en mi hogar, he obrado según mi parecer aunque, no siempre he acertado. Esto me
ha hecho aprender de mis fallos. Mi perseverancia me ha mantenido fuerte. No me
importa cuántas veces deba insistir o comenzar de nuevo, lo hago porque sé que
mientras más grande es la lucha, más glorioso es el triunfo. Me considero
tolerante, aunque por otro lado soy muy impaciente.
Antes
que naciera mis padres acordaron que si fuera niña el nombre me lo pondría mi
padre y si fuese niño mi madre. Pues ¿Adivinen? Fui niña por lo que mi padre me
llamó Michelle por una canción de los Beatles, supongo que la conocerán. Pasaron dos anos y mi padres decidieron divorciarse. Soy partidaria de aquellas mujeres que hacen el papel tanto de madre como de padre. No me malinterpreten mi padre siempre ha ejercido su labor pero desde lejos. Como verán soy hija única, pero hermanos no me
han faltado tengo muchos aunque no sean de sangre. Mi mejor amiga nunca me ha
dicho una palabra, fue un regalo de mi madre y desde allí lleva doce años
siendo mi fiel compañera.
Una de las desventajas, de
ser única hija, es que estás acostumbrada a poder tomar gran parte de las
decisiones, y cuando estás fuera, debes compartir y decidir en equipo. Me
considero una persona a la que le encanta gozar de las pequeñas cosas de la
vida, puedo estar recostada en el pasto, contemplando al cielo por horas y
sentirme a gusto. Me encanta bailar, pienso que es la mejor manera de expresar
lo que sentimos. Una de las cosas que más me sorprende, es cómo ha pasado el
tiempo. Desde que cumplí quince años, todo pasó muy deprisa. La época de la
secundaria me marcó en lo más profundo de mí. Disfruté cada momento, cada
instante. Por ello, seré capaz de contarle a mis hijos, diversas anécdotas de las
que he vivido. También sé con certeza, que nada me hará sentir ser una mujer
realizada, hasta el día que sea madre. En breve cumpliré veintiún años. Quizá
parezca extraño, pero no me gusta pensar en ello, el hecho de crecer me asusta.
Todavía me queda mucho camino por recorrer. No sé qué me depara el futuro pero,
por ahora tengo que vivir el presente y aprovechar las oportunidades que se me
ofrecen.
